silla ergonómica trabajo
Utilizar una silla ergonómica para trabajar reduce enormemente los dolores de espalda

Un asiento ergonómico es el término utilizado para designar una silla diseñada para adaptarse a su usuario, teniendo en cuenta su morfología, su entorno de trabajo y las tareas que debe realizar. Si tienes la impresión de encontrarte con este término regularmente, es porque hay todo un debate en torno a estos asientos, que de alguna manera están revolucionando la manera en que las empresas abordan la productividad. ¿Por qué utilizar una silla ergonómica para trabajar?

La noción de ergonomía

Comprar un asiento ergonómico para trabajar es una inversión. Para entender este planteamiento, debemos analizar la noción de ergonomía en el trabajo. El concepto mismo de ergonomía está ligado al trabajo, ya que la palabra significa simplemente la adaptación de un entorno de trabajo a las necesidades del usuario. La ergonomía se inscribe, por tanto, en una noción más amplia: las condiciones de trabajo. Así, la ergonomía laboral abarca un conjunto de gestos, medidas y soluciones destinadas a optimizar la realización de una tarea. Cada puesto de trabajo tiene sus propios desafíos, así que hablamos de ergonomía de oficina, ergonomía de diseño, ergonomía industrial… tantas ergonomías como actividades existen.

Las cuestiones en torno a la ergonomía en el trabajo son bastante recientes y se han popularizado gracias a las reclamaciones de los trabajadores, quienes consideran, y con razón, que sus condiciones de trabajo pueden mejorarse. Algunas empresas se han tomado en serio esta cuestión y han observado que la calidad de vida en el trabajo es un potente motor de productividad.

Así, para mejorar la calidad de vida en el trabajo, se pone en marcha un proceso que consiste en analizar las situaciones reales, estudiando detenidamente diferentes elementos como la disposición del lugar de trabajo, la organización interna, los distintos tipos de tareas realizadas por los empleados, el material disponible y los métodos de colaboración.

Este enfoque tiene como objetivo destacar los problemas relacionados con las condiciones de trabajo, para luego encontrar soluciones adecuadas e implementarlas. La mayoría de las empresas enfrentan los mismos problemas: trastornos musculoesqueléticos y dolores de espalda crónicos. ¿Por qué son recurrentes? Porque gran parte de las tareas se realizan en una posición sentada prolongada. Al igual que con el colchón, el asiento es uno de los principales vectores de dolores de espalda. Es aquí donde entra en juego la silla ergonómica.

La importancia de la silla ergonómica

Una silla se considera ergonómica cuando cumple con ciertos criterios, entre los cuales se incluyen:

  • Altura del asiento. Se necesita un ajuste específico que permita a su usuario sentarse y apoyar los pies en el suelo sin sentir presión bajo los muslos.
  • Respaldo. El usuario puede ajustar el respaldo verticalmente y hacia adelante y hacia atrás. La altura y el ancho sostienen el cuerpo sin restringir los movimientos. Presencia de un soporte lumbar sólido que no crea puntos de presión.
  • Profundidad. El usuario se beneficia de un apoyo sólido para la espalda y un soporte a nivel de los glúteos y los muslos, garantizando una posición sentada sin presión en la parte trasera de las rodillas.
  • Anchura. La silla ofrece la capacidad de modificar la postura manteniendo una presión cómoda y uniforme sobre toda la estructura.

Estos criterios son bastante genéricos, cada tarea y cada persona requiere una solución más personalizada. Por lo tanto, se tienen en cuenta otros factores como el ángulo del asiento, la superficie del asiento, las propiedades de los materiales utilizados, los reposabrazos, etc.

Al utilizar una silla ergonómica, el empleado se beneficia de mejores condiciones de trabajo, ya que no sufre dolores de espalda ni problemas de circulación sanguínea generados por su posición.